miércoles, 24 de febrero de 2010

París

Hace muchos que fui a París por primera vez, desde entonces he ido unas cuantas veces más, y cuando la gente me pregunta intento decirles unas cuantas cosa para que no se pierdan las cosas más importantes. Es una ciudad tan grande como bonita, y por eso mismo resulta muy difícil hacer una ruta de todo lo que se puede ver, porque no acabaríamos nunca. Aun así todo, me arriesgo a escribir unas cuantas líneas para aquellos que nunca hayan ido o para aquellos que aun habiendo ido quieran ver alguna cosilla más.
Me apetece que mi primer artículo sobre un viaje sea sobre París, y seguramente no será el último. Aquí os dejo con una ruta que puede serviros para un primer acercamiento a la Ciudad de la luz.

1- Torre Eiffel
La primera visita obligada es la Torre Eiffel. A mí me encanta la vista que hay desde Trocadero. Cogéis el metro y os apeáis en la parada de Trocadero (la línea 6 o linea 9, os recomiendo la linea 6 porque hace mucho recorrido fuera de túneles y podréis ver la ciudad muy bien) no hagáis caso de la parada que marca Champ de Mars-Torre Eiffel. Apearos en Trocadero, una vez allí subís las escaleras del Palacio de Chaillot y no os digo más… La vista es espectacular.
De ahí, por Trocadero, cruzáis el Senna y llegáis a los Campos de Marte, que es donde está la Torre Eiffel. Quizás la primera vez que vas a París te apetece verla de día, eso es cosa vuestra, mi consejo es que por la mañana la veáis por fuera y por la tarde, antes de que anochezca subáis arriba del todo, aprovechad a subir cuando sea aun de día y quedaos un rato viendo anochecer. Aunque subir al último piso es un poco caro, merece la pena, porque las vistas son impresionantes. Si os dan miedo las alturas, al menos subid al segundo piso, pero no dejéis de subir algún piso. Si subís al atardecer, os recomiendo que cuando bajéis os déis un paseo por el Senna en el bateaux parisiens (las barcazas que están atracadas en la orilla del río), es muy romántico y merece la pena ver Paris de noche en barco. También lo podéis hacer de día, pero yo que queréis que os diga… de noche es especial.
Los Campos de Marte son unos jardines muy grandes que llegan hasta la Ecole Militaire, realmente no dejan de ser unos jardines y si subis a la Torre Eiffel os hacéis una idea de lo que son.

2- Jardines de la Tuileries – Museo del Louvre
Apearos en Place Concorde (lineas de metro 8, 12 y 1), de ahí a un lado tenéis los Campos Eliseos y en el contrario los Jardines de las Trulerías. Los Campos Eliseos son una avenida inmensamente grande que termina en el Arco de Triunfo, recorrerla es una paliza porque es larguísima, aun así todo si queréis andar algo lo que os recomiendo es que os lleguéis en metro hasta la parada de Champs Elysees Clemenceau (lineas 1 y 13) y allí veáis el Grand Palais y el Petiti Palais (está uno enfrente del otro).
También tendréis una vista preciosa de los Inválidos (es un Palacio con una cúpula dorada preciosa donde está enterrado Napoleón). De ahí bajéis por los campos Eliseos hasta Place Concorde.
Los Jardines de las Trulerías son muy bonitos y llegan hasta la misma entrada del Museo del Louvre. De esa zona os recomiendo que no dejéis de visitar por la Rue de St.Honoré la Place Vendome. Es una placita muy bonita donde se encuentran las mejores y más caras joyerías de París.

3- Notre Damme
Puede ser bueno coger el metro hasta el Hotel de Ville (Lineas 1 y 11), que es el Ayuntamiento de París y de allí os acercáis a Notre Damme. Unas pistas antes de ir a la Catedral, desde el ayuntamiento por la Rue de Rivoli y la Rue St. Antoine se llega hasta la Place de la Bastille, realmente ahora no tiene nada, sólo la Opera de la Bastilla pero es un edificio moderno que no merece la pena. Toda esa zona es el Marais (sólo un poco de historia… el Marais fue durante la segunda Guerra Mundial donde estaba el gueto judío de Paris, ahora ya no queda nada de todo eso). Pero una cosita os digo, aunque sería haceros desviar mucho, muy cerquita de la Bastilla se encuentra la Place Des Vosgues, es una plaza pequeña, que seguramente en los libros no la encontrareis, pero a mí me parece la plaza más bonita de todo París (quizás esto sea para otro viaje con más tiempo).
Volviendo al Ayuntamiento, muy cerquita está el Museo George Pompidou, sinceramente, a no ser que os encante la arquitectura moderna, no perdíais el tiempo viéndolo (todo lo que tiene de grande, lo tiene de feo…). Pero quizás en alguna esquina os encontréis una pastelería que se llama Paul (hay muchas en Paris), entrad dentro aunque solo sea por ver las tartas y los pasteles, merece la pena la visita y si tenéis ganas hay un pastel de tartaleta de fresas que quita el sentido.
Por el puente que cruza el Senna, llegáis a Notre Dame. Si entráis dentro y os apetece quizás podéis subir a las torres y ver las gárgolas, con que veáis el interior es suficiente.
En la Ille de la Cité, que es donde está la Catedral daros una vuelta por la isla para que veáis la Conciergerie y el Palacio de justicia (dentro se encuentra la Saint Chapelle, una capilla gótica que es espectacular) y ya paso cruzad al otro lado por el Pont Neuf (el puente más largo y más antiguo de Paris).

4- Barrio Latino (Quartier Latin)
El barrio bohemio por excelencia de París, donde están los estudiantes, donde se encuentra la Universidad de la Sorbona. Es un sitio para pasear, es muy turístico, así que tened cuidado con los precios de los restaurantes. No dejéis de comer allí lo mejor de Paris… una creppe de Nutella!! Si os gustan las Iglesias visitad la Iglesia de Saint Germain des-Prés, es la Iglesia más antigua de la ciudad. Otra visita obligada son los jardines de Luxemburgo, lugar donde los parisinos van de picnic (más o menos lo que viene a ser el Retiro en Madrid, para que os hagáis una idea). Muy cerquita está el Panteón (donde están enterradas las grandes celebridades francesas). Realmente lo bonito del barrio latino es pasear por las calles que están entre el boulevard de St. Germain y el Bd. de St Michel. Y desde luego un paseito por la orilla del Senna, eso que no falte.

5- Montmartre – Sagrado Corazón
Esta es la zona más alejada de la que os voy a hablar, pero no dejéis de visitarla ya que es una de las cosa más típicas de Paris. Lo que podéis hacer es coger el metro y apearos en Anvers (linea 2), allí empezaréis a subir una muy empinada cuesta que parece que no acaba nunca hasta llegar a la colina del Sacre Coeur. A medio camino hay un funicular que os evita cientos de escaleras y que llega arriba del todo. La Iglesia por fuera es muy bonita, por dentro no dice nada, pero las vistas desde la entrada a la basílica son las más bellas de todo Paris. De allí no dejéis de visitar la Place du Tertre, que es la plaza de los artistas. Es la visita obligada de todo el que va a París. Es una plaza llena de pintores y llena de cafeterías y restaurantes que seguramente despluman al turista.
Como estáis arriba del todo, lo que os toca es bajar, es igual por donde bajéis, callejead un poco y tarde o temprano llegaréis al Bd de Clichy, os daréis cuenta que no habrá otra cosa que sex shops, museos eróticos y todo tipo de espectáculos donde el tipo de la puerta os pedirá que entréis al espectáculo de turno. Si andáis un poco y merece la pena, porque el paseo es curioso, llegaréis al mítico Moulin Rouge (Molino Rojo). No os digo nada porque por fuera tampoco es nada del otro mundo, no sé, quizás la foto con el Molino Rojo a la espalda. Toda esta zona es Pigalle, seguro que habréis oido hablar de esta barrio parisino.

Estoy seguro que la gente que ya haya estado me dirá que faltan muchísimas cosa, es cierto… pero esto es simplemente una pequeña ruta para alguien que no vaya muchos días a la ciudad. Para una primera toma de contacto creo que puede valer.

martes, 16 de febrero de 2010

"Behind the Blue Eyes"

El inicio
Esto que os voy a contar forma parte de una de esas locas aventuras con las que uno salpica su vida. El año pasado, a primeros de año recibí la llamada de un buen amigo, para proponerme una historia bastante singular. Me dijo que estaba rodando un corto y que le gustaría contar conmigo para participar en el proyecto. Sólo tardé un suspiro en decirle que sí, por varias razones, pero sobre todo porque confío en él y aun siendo un loco de esos geniales, hemos colaborado juntos en muchas historias.

El corto
Por teléfono empezó a explicarme de que trataba el corto, pero yo estaba ansioso porque me dijera cual era mi papel. Me había reservado un pequeño personaje, que sin ser protagonista, era una pieza importante dentro de la trama de la película. Me empezó a dar detalles y lo más importante… me dijo como sería mi actuación. Sería una escena corta, rodada en un despacho.

La trama
Resumiendo, la trama no parecía muy original, una organización secreta de asesinos donde sus miembros van siendo asesinados uno a uno sin saber muy bien el porque. Mi nombre en clave era “K” y por esa letra era conocido dentro de la organización, la cual dirigía desde un lugar secreto que muy pocos conocían.
Cuando Eddie me contó el argumento, evidentemente le pregunté que tendría que hacer yo… Y me dijo con una sonrisa… “tendré que matarte”.
Esa fue la mejor respuesta que podía tener. Uno de esos sueños que uno siempre ha tenido fue el de poder morir en una película. Y es que lo mejor de morir en una peli es que puedes luego vivir para contarlo. Y eso hago vivir para cantároslo. Cuando alguien te dice que tienes que morir la primera pregunta que te surge es: “Y cómo voy a morir…” y entonces el director con otra sonrisa me dijo: “Te mataré ahogado con una bolsa de plástico”. “Joder, Eddie, menuda muerte de mierda!, no hay otra forma más elegante de morir, tío que soy el jefe!”. Pues no, esa era la forma que había elegido para que su amigo muriera. Después de hacerme a la idea, no me parecía tan malo, y viendo como quedó el montaje final, me alegro de que hubiera elegido esa muerte.

La grabación
Cuando me llamó ya había muchas escenas grabadas, pero aun así todo tardamos un par de meses en rodar las escenas. Y llegó el gran día… Era sábado, las 9 de la mañana, fuimos a un despacho que nos dejaron y allí comenzó todo. No tengo que deciros que todo está hecho con inmensa imaginación pero ningún medio, nadie ha puesto un euro por hacer esta historia, y todo sale de la imaginación del director, que a su vez es el protagonista, del productor (llamado así porque suena bien) que también es el otro protagonista y muchos amigos que desinteresadamente hemos ayudado a que su sueño se pueda hacer realidad. Pues como os digo… un par de cámaras de video, de esas baratas, que podemos tener cualquier de nosotros y un portátil. Me puse mi traje y me senté en la mesa leyendo el guión, eran cinco líneas que tuve que aprender, lo cual no fue difícil hasta que se dijo “acción”. Mientras Eddie se maquillaba, se supone que venía de haber recibido una buena paliza, yo grabé unas escenas en pie mirando por la ventana sin decir nada. Y llegó el momento en el que grabamos las escenas buenas, yo me encontraba sentado detrás de la mesa, con mis papeles, hablando informalmente con uno de mis muchos amigos, cuando llegó mi asesino, al que evidentemente conocía… Después de preguntarle como se atrevía a entrar en mi despacho, saqué del cajón mi mesa una pistola y la puse encima de la mesa… hablamos de cosas importantes y en un momento de descuido él me ahogó con una bolsa de plástico. Todo estaba perfectamente medido, todo tenía un por qué y todo salió redondo… Yo intenté agarrar la pistola durante el forcejeo, luché, pero estaba agarrado por la espalda y me resultaba imposible salir de ahí con vida, sentí como me quedaba sin respiración ahogado por la presión del plástico. Estaba a punto de morir, pero me resistía con todas mis fuerzas, sabía que la vida se me escapaba, pero aun así luché hasta que apretó un poco más, y ahí sentí que mi vida se apagaba. De pronto me dormí para no sentir nada más, supe que había muerto…
Realmente me di cuenta que no estaba muerto cuando mi tiró de la silla a plomo al suelo, sin importar como caería… que os voy a contar.
Toma buena…
No fueron ni una, ni dos… llegamos a las 9 de la mañana y casi nos fuimos a las dos, después de haber logrado que la escena quedara a gusto de los que allí estábamos. Y así fue, quedó muy bien, todos estábamos contentos y yo cumplí un sueño, pude morir…

El estreno
En marzo del año pasado, un viernes por la tarde fui invitado por el director para el estreno de la película. Éste se realizó en el aula Magna del Edificio Interfacultativo y en honor a la verdad tengo que decir que estaba lleno, y aunque sólo fuera porque los amigos estamos para apoyarnos, el ambiente fue extraordinario.
La proyección duró más de una hora, porque lo que empezó siendo un corto se convirtió en un largometraje con todas las de la ley, había mucho material y cuesta coger la tijera para cortar, así que decidieron agruparlo en tres partes, lo cual quedo bastante bien. Y el resultado… pues algo muy digno para haberlo hecho sin ningún medio técnico y mucha imaginación.

Las anécdotas
Si algo cabe en un comentario sobre la realización de una película son las anécdotas que salpican la obra. Y hubo muchas, cuando estábamos rodando mi escena y puesto que no había habido tiempo para preparar los diálogos, conseguimos poner la chuleta disimulada en la pantalla del ordenador para que no hubiera equivocaciones, aunque bien es cierto que alguna inventiva por mi parte sí que hubo. En la escena donde me ahogan con la bolsa de plástico nos dimos cuenta que con las gafas puestas podía haber alguna complicación, ya que se podían romper, así que hay un momento en el que en una actitud pensativa, me quito tranquilamente las gafas y las pongo encima de la mesa para que no ocurra ningún accidente. De esta manera el asesino me puede ahogar sin ningún tipo de problema.
Al principio de la película el protagonista sale con melena, y en un momento dado se le ve como se corta el pelo… Eso ocurrió realmente en el servicio de la estación de autobuses, cuando entró, sacó las tijeras y allí mismo se puso a cortarse el pelo mientras se grababa a sí mismo. En fin… una locura más.
Pero lo más comentado fue cuando los dos protagonistas tuvieron un altercado con la policía. Esto es absolutamente cierto y ocurrió un domingo al medio día, cuando estaban rodando una escena en medio de la ciudad pistola en mano. Algún vecino los debió ver y llamó a la policía, la cual se presentó en el lugar dispuesta a detener a los dos “locos”. Y efectivamente se produjo la detención, y gracias a Dios que no pasó nada más ya que la policía no tenía ninguna constancia que allí se estuviera rodando nada de nada. El incidente se saldó con una multa por jugar con pistolas de broma, altercado público y un buen susto en el cuerpo por parte de los protagonistas.

El final
Todo esto para deciros que la experiencia fue increíble, una gozada, porque cosas así no las hace todo el mundo, y porque no todo el mundo tiene la suerte de morir y luego vivir para poder contarlo.

Gracias Eddie por darme la oportunidad de participar en una locura preciosa.